UNA VENTANA A LA LIBERTAD

Un día dejé atrás la ciudad donde vivía para encontrarme con el lugar que soñaba. Con tristeza me despedí de mis seres queridos y partí buscando libertad con las maletas llenas de ilusiones y esperanzas. Buscaba una existencia diferente que aportase sentido a mi vida, experiencias que me enriqueciesen y valor para afrontar mis miedos. Cuando llegué lloviznaba vagamente, hacía frío, era de noche y estaba solo pero me encontraba arropado por mi determinación. Dejé el equipaje en el suelo para observar durante unos segundos la belleza de todo lo que me rodeaba y entonces me di cuenta de que no me había equivocado. Fueron meses muy intensos, de los que guardo un recuerdo muy grato, llenos de sensaciones diferentes, emociones ... Edimburgo me enseñó horizontes hasta ese momento desconocidos, dotando a la amistad y al amor de un nuevo significado. Una noche, cuando mis objetivos se habían cumplido, sentí que debía regresar a casa para poner en práctica todo lo aprendido. Desde entonces han transcurrido algunos años y cada vez que pienso en ese periodo me pongo muy nostálgico, debe de ser porque una parte de mi corazón se quedó allí. Por eso he abierto una ventana, para poder contemplar a esta bella capital escocesa siempre que lo desee.